Si usted y las demás personas de su empresa aplican los anteriores comportamientos de manera continua y consistente, están poniendo los cimientos de una gran organización para trabajar a un costo muy bajo que debe darle grandes rendimientos, empezando por gente más comprometida y a gusto con su trabajo. Ahora, ¿cómo medir ese nuevo ambiente de trabajo? Existe una fórmula sencilla, de muy bajo costo, utilizada por muchas personas, incluyendo un premio Nobel.
Hace varios años un periodista le preguntó al Premio Nobel in nombrado sobre cómo medía el éxito en su laboratorio. La respuesta fue simple: “Por la cantidad de risas que escucho”. Un equipo de trabajo comprometido que consigue resultados en un gran ambiente de trabajo tiene esa característica: goza y disfruta haciendo lo que hace y logrando lo que logra. Y cuando eso ocurre el mejor medidor es la risa. Si su equipo se ríe va, por buen camino, si no lo hace es posible que el ambiente de trabajo no sea tan bueno como piensa.
Otra medida más individual pero que, al igual que las risas, es sencilla y no cuesta plata es una que puede valorar diariamente: el nivel de entusiasmo frente a su trabajo con el que se despierta diariamente. Cuando nuestro trabajo nos genera sentido no solo por lo que hacemos y logramos, sino por el lugar y las personas con quienes lo hacemos, lo normal es que nos levantemos con gran entusiasmo. Deberíamos llegar al punto en que el lunes sea el mejor día de la semana. Algunos podrán considerarlo masoquista, pero yo lo considero apenas normal pues pienso que cuando nos gusta lo que hacemos y las personas con las que lo hacemos, nos sentimos entusiasmados y felices sin importar el día.
Si para su equipo el lunes es el mejor día de la semana, va por muy buen camino. Si por el contrario, desean que todos los lunes sean viernes, tiene un buen camino para recorrer si quiere construir una gran empresa para trabajar.
Nota: Gracias a la Academia Española por su Diccionario Español del cual he extraído la mayoría de los significados de los verbos, incluido “vacacionar”, que no me gusta pero que resulta perfecto para lo que quiero expresar.
(Tomado del documento “Diez Ideas”, Periplia, 2014)