El trabajo remoto genera importantes beneficios operativos y económicos a la organizaciones, pero el más importante es que las personas puedan lograr un balance sano entre su vida personal y laboral. Colombia avanza a pasos agigantados en esta vía…
El panorama laboral ciertamente ha cambiado. Atrás están quedando los horarios rígidos de 8 a 5, las marcadas de tarjeta a la entrada de la empresa y las reuniones de trabajo donde todos deben estar presentes físicamente. Hoy es posible para muchos trabajar desde cualquier lugar, en sus propios equipos y ser evaluados por los resultados de su desempeño, y no por su presencia constante en un escritorio. Con el mundo digital, el teletrabajo se configura como una nueva tendencia que va en alza.
De igual forma, se consolida cada vez más el crowdsourcing como otra práctica benéfica para los negocios. Se trata de encontrar y contar con el talento para tareas específicas (resolver un problema o proponer ideas innovadoras) a través de una convocatoria web o de redes sociales. Consiste en otras palabras en una ´tercerización masiva´ para lograr tareas que pueden ser costosas o poco asequibles para algunas pymes. Una alternativa más que deriva del esquema de trabajo flexible.
Trabajar desde la casa o desde un café es una alternativa no solo viable, sino también recomendable para muchos negocios e industrias. El trabajo flexible se traduce en reducciones de costos operativos, por ejemplo en mantenimiento de instalaciones y equipos. La Asociación Canadiense de Teletrabajo (CTA) calcula que los empresarios necesitan una oficina menos por cada tres teletrabajadores. Por ejemplo, AT&T logró ahorrar 550 millones de dólares eliminando o consolidando oficinas ($3.000 dólares por oficina) de teletrabajo y cerca de 25% de los 320.000 trabajadores de IBM en el mundo trabajan de forma remota desde sus casas, lo cual significa para la compañía un ahorro de 700 millones de dólares en costos inmobiliarios.
Otro beneficio del modelo tiene que ver con economizar el tiempo de traslado a la oficina. La inflación, el costo de la gasolina y el tráfico vial ciertamente están siendo un problema para muchas personas. Según un estudio de la Coalición de Teletrabajo (Telcoa.org), 87% de los encuestados condicionan su búsqueda de empleo a los costos e implicaciones de su desplazamiento al lugar. Así que el teletrabajo elimina fronteras y distancias, y facilita que las compañías contraten y capaciten a los más aptos trabajadores para cada puesto, sin tener en cuenta la ubicación en que se encuentren.
Pero además, el teletrabajo genera un plus invaluable: las personas se sienten más libres y pueden equilibrar mejor su vida personal y profesional. ¡Eso deriva en personas más tranquilas, más felices y más productivas! Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que el trabajo flexible también fomenta la inclusión de mujeres cabeza de familia y personas con discapacidad en el mercado laboral. El trabajo remoto también vale la pena en términos de reducción del impacto ambiental. Investigaciones recientes develan que los teletrabajadores consumen alrededor de la mitad de energía en sus hogares que en la oficina.
Así pues, el espacio de trabajo termina siendo cualquiera donde alguien está comprometido a sacar adelante sus responsabilidades y metas. Los espacios de co-working, los programas de reuniones virtuales y videoconferencias (Fuze Meeting, WebEx, Hangouts de Google y Skype), y nuevas aplicaciones (wiki y VoIP) son algunas de las herramientas disponibles que apoyan esta novedosa noción.
Lo cierto es que el teletrabajo es un fenómeno al alza a nivel global, como lo confirma el informe “Trabajar a toda hora, en cualquier lugar: Efectos sobre el mundo del trabajo” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Eurofound, “aunque no es aún una práctica generalizada”. Los teletrabajadores y trabajadores móviles en Estados Unidos están en cerca de 20%, en India sobre 19% en la economía formal, en Japón constituyen 16 % y en general en la Unión Europea, 17%.
Por su parte, en Latinoamérica los índices de participación del teletrabajo oscilan en promedio entre 2 y 10% de la actividad laboral en la región; una práctica que poco a poco se introduce en nuestros países. Según cifras de 2015, marca cerca de 10% en Brasil y Argentina entre 2 y 4% en Chile y México. En Colombia, por su parte, la cosa va creciendo. Se calcula, según el MinTIC, que en 2018 haya 120.000 colombianos trabajando desde la casa. En esta vía, por ejemplo están abiertos 90.000 cupos para capacitar en teletrabajo y alrededor de 10.000 empresas (la cuarta parte mipymes) ya conviven con el teletrabajo en el país.
Si bien es una tendencia en crecimiento que llegó para quedarse, para que se pueda extender de forma equitativa entre la población laboral de Colombia y América Latina, los países deben seguir impulsando la conectividad y el despliegue de infraestructura de redes, así como el acceso a dispositivos y la capacitación digital.
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